Solo
son perros
Axel Zaid Jiménez Félix Grupo 1° H
Miro
entre las cortinas del escenario, hay mucha gente ansiosa que no deja de
hablar. Cuando me presentan, camino despacio, estoy nervioso y la gente no deja
de aplaudir, el ruido intenso y yo estoy nervioso. Todos me agradecen, pero yo solo
empiezo a recordar y pienso que no deberían agradecerme a mí.
Me
llamo Antonio tengo 86 años y a pesar de mi edad aun recuerdo mi infancia; yo tenía
8 años, era por ahí el año 2015, vivía en Madrid España con mis padres; yo
estaba sentado en el sillón viendo la tele con mi único amigo, que por cierto,
era un perro labrador, estaban dando las noticias y decían que había una nueva
enfermedad rara que estaba matando a los perros entonces lo mire, lo vi a los
ojos y le dije no te preocupes no dejare que te pase nada. Pasaba el tiempo y
las noticias eran cada vez más malas, aquella rara enfermedad estaba acabado
con toda una especie; pero nadie la entendía a pesar de los esfuerzos. Mis
padres no dejaban que mi perro saliera a la calle para protegerlo. Un día yo lo
miré a los ojos y le dije que inventaría una cura sin importar lo que cueste, él
era mi único amigo porque yo era muy tímido a esa edad. Esa fue una promesa que
estaba dispuesto a cumplir.
En
el transcurso de mi vida estudié medicina y me especialicé en genética. Yo
siempre tuve presente mi promesa, pero llegó el día en el que mi amigo murió. Sin
embargo yo quería continuar con mi investigación para encontrar la cura para
aquella extraña enfermedad. Cuando terminé mi especialización toqué muchas
puertas para solicitar donativos para seguir con la investigación y aunque
morían muchos perros a la gente no le importaba son solo perros decían no nos sirven
para nada. Ya para entonces casi no había perros y se habían cansado de gastar
en una enfermedad que nadie entendía pero que no afectaba a los humanos. Por eso decidí dedicar mi tiempo libre y usar
mis recursos para trabajar en la investigación. Trabajé durante décadas solo
con el apoyo de aquella promesa que le hice a un amigo, a pesar de las burlas
de mis colegas; para entonces ya no existían perros en todo el mundo, pero yo
seguía buscando la cura.
Pero
llegó el día en el que la enfermedad empezó a atacar a los humanos y empezaron
a morír por millones entonces voltearon a verme. Con todo el camino que tenía
recorrido en el trabajo de toda una vida, pude por fin encontrar la cura y fue
un éxito. Entonces, me llamaron para
avisarme que me iban a dar el premio nobel por crear la cura que salvó a
la humanidad. Y aquí estoy; pero aunque me digan que todo es gracias a mí, les
digo que esto fué gracias a mi amigo ya que él me motivo a buscar la cura y si
no hubiera sido por él, la humanidad se hubiera
extinguido como su especie. Antes, la gente se preguntaba ¿para qué nos
sirven los perros? Y le debemos todo a uno de ellos; y si no hubiéramos sido
tan egoístas nuestros hijos también hubieran podido conocer a estas
maravillosas criaturas. Es una lección, no podemos ignorar lo que les pasa a
otros creyendo que no nos afecta. Si solo miras a otro lado para ignorar un
problema, algún día no habrá hacia dónde mirar.